El Dr. Vicens Marquès, pionero de la ginecología

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Nacido en Barcelona en 1895, el Dr. Vicens Marquès fue el pionero de una saga de ginecólogos que a lo largo de 90 años de historia ha mantenido la misma vocación de servicio con la que nació a principios del siglo pasado.

El primero de los ginecólogos Marquès destacó desde muy joven. Nada más ingresar en la facultad de Medicina, en el Hospital Clínico, empezó a ayudar en la Farmacia con un sueldo de quince pesetas mensuales, toda una fortuna para la época.

Hay que recordar que en aquella época las mujeres parían en casa y las visitas médicas se realizaban en el domicilio de la paciente. En consecuencia, la actividad de los ginecólogos resultaba agotadora pero también especialmente valorada. ¿Cómo se avisaba al médico en caso de urgencia, cuando a tantos hogares no había llegado el teléfono? “El familiar de la paciente acudía a casa a avisarme”, recuerda en su autobiografía. “Una vez, durante la guerra civil, una familia muy modesta me regaló un lápiz de colores; en otra ocasión, en plena guerra civil, después de una intervención difícil, la familia me obsequió con un pan de payés que hizo las delicias de toda la familia”.

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Ex Libris del Dr. Vicens Marquès

A los 26 años, el primero de los Dres. Marquès ganaba las oposiciones a médico de Barcelona. Al año siguiente, en 1922, empezaba a ejercer como tocoginecólogo en la Casa de la Lactancia. Hoy, 90 años después, su vocación de servicio y amor a la Medicina se ha transmitido hasta la cuarta generación de la familia.

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Título de Licenciado en Medicina del Dr, Vicens Marquès

Pionero de la Ginecología moderna

Tras ejercer como médico en Barcelona durante la guerra civil, a principios de los años 40 el Dr. Vicens Marquès funda y dirige la que sería uno de las clínicas ginecológicas más avanzadas de España: el Sanatorio Maternal, en la que llegaron a practicarse 7000 partos y más de 2000 intervenciones ginecológicas.

En 1953, su espíritu inquieto y afán de investigación le lleva a convertirse en uno de los fundadores de la Sociedad Española de Fertilidad, creada para avanzar en la ayuda a las parejas con problemas de esterilidad.

Pionero del parto sin dolor

Gracias a esta inquietud por aprender y mejorar continuamente, el Dr. Marquès fue uno de los primeros ginecólogos españoles en enseñar y aplicar el llamado parto sin dolor que en otros países europeos ya se realizaba y que él descubrió en congresos internacionales.

Consistía en una serie de ejercicios respiratorios y de relajación que aliviaban el sufrimiento de la mujer y que requerían un gran trabajo de entrenamiento previo durante el embarazo. A mediados de los años 50, ya enseñaba este método junto con su hijo. Eran conferencias a las que también acudían los maridos de las embarazadas, sin duda un precedente de los actuales cursillos de preparación al parto.

En sus escritos recuerda que “en 1955 el papa Pío XII hizo un llamamiento desde Roma a los ginecólogos de todo el mundo para hablarnos del método. Yo tuve la suerte de asistir y escuchar aquella conferencia en la que el santo Padre destacó la labor de los médicos y los medios correctos para aliviar aquel “parirás con dolor”.

Estamos en 1955. Era una época en la que el factor Rh todavía no se conocía y las trasfusiones representaban un peligro grave para la salud de la mujer: La sífilis se trataba con arsénico y mercurio, y la extracción de la placenta se realizaba con la paciente de rodillas en el suelo apenas iluminada por la luz de unas velas sujetas sobre botellas de vidrio.

Las mujeres daban a luz sobre la mesa del comedor, mientras un familiar les sujetaba las piernas y el doctor les suministraba cloroformo en cuentagotas para aliviar los dolores del parto.

En los paritorios abundaban las estampas de la Virgen de la Cinta, protectora de las parteras, y la tradición mandaba que el acompañante (la madre o la abuela) encendiera un cirio cuando se iniciaba el parto, que debía terminar antes de que la cera se consumiera. Los ecógrafos no existían, de manera que cada poco rato el ginecólogo debía revisar la evolución del parto para comprobar que su desarrollo fuese el correcto.

Un hombre bueno

La Ginecología es un buen reflejo de la consideración que la mujer ha tenido en cada época de la historia. Por increíble que parezca, en la España de principios del siglo XX todavía se creía que la mujer era ser intelectualmente inferior al hombre. Así, en los Manuales de Ginecología del momento podemos leer frases tan que hoy nos resultan insólitas, como que “el único fin de la mujer es la procreación, y eso excluye al trabajo”, que “para ella se recomienda sólo el deporte que contribuya a la formación de la maternología” o que “en la menopausia el aparato genital de la mujer se convierte en un parásito”.

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Frente a esta visión androcentrista característica de la época, el Dr. Marquès fue un hombre avanzado también en su concepción de la mujer, por cuya condición se sentía admirado. En su autobiografía proclama su “profundo sentimiento feminista, su adoración por la mujer, el ser más excelso del universo, y su agradecimiento, ya que por mi profesión a la mujer se lo debo todo”.

Otros testimonios de la época recogidos en el libro “El Dr. Vicens Marques” recuerdan su generosa entrega a los demás y cómo, en plena guerra civil, cuando era reclamado para atender un parto, acudía siempre a casa de la paciente bajo el fuego de los bombardeos y poniendo en peligro su propia vida.

Maestro de la empatía y la escucha activa, el Dr. Vicens Marquès, según su hijo, el Dr. Leonardo Marquès Giraut, “era exquisito con las pacientes. No daba nunca la sensación de tener prisa; las escuchaba como si no tuviera nadie que lo esperase. Se preocupaba de las repercusiones que la enfermedad tenía sobre toda la familia. Más de una vez la señora salía del despacho sin receta, con unas palabras de comprensión y consuelo, y entonces te dabas cuenta de que había iniciado su curación.”

Recordando las palabras de su discípulo, el doctor Josep Maria Vilarrasa, “fue un hombre bueno, recto, excelente profesional, un ejemplo de caballerosidad, moderación y honestidad. La imagen viva de la dignidad, un lujo como maestro”.

Hoy, 100 años después de que empezara a ejercer como médico, su hijo el Dr. Leonardo Marquès Giraut, su nieto el Dr. Leonardo Marquès Amorós y su bisnieto Borja Marquès López-Teijón, permanecen fieles a su trayectoria.

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