¡Buenos días! Os quería presentar a mi súper héroe de un mes y vuestro pequeño gran milagro, mi hijo Ulises, que nació el 17 de Marzo. Quería aprovechar la ocasión para dar las gracias a todo el equipo que ha hecho posible que tenga en brazos al amor de mi vida, en especial al doctor López y al equipo de Sabadell que nos han tratado con un cariño excepcional. También quería explicar un poquito mi historia por si le servía a alguna pareja que esté en la lucha. Decidí ser madre con 30. Siempre he sido una persona sana que hacía cada año sus revisiones ginecológicas sin problemas. Mi sorpresa fue cuando me diagnosticaron endometriosis, que me fastidió las trompas así que no podía ser madre por la vía «normal». Mi marido y yo hemos llorado lo inexplicable porque no sabíamos si íbamos a poder conseguir nuestro sueño, ya que mis ovarios no trabajan bien y mis óvulos no son buenos. Hicimos una primera FIV que no funcionó, e incluso me recomendaron coger óvulos donados porque era casi imposible con los míos. Pero quise quemar mi último cartucho, y se llama Ulises. En definitiva quería decir que no dejen de ilusionarse y de luchar. Hay casos que hacen sudar la gota gorda a los doctores y que son duros, como el mío, pero si eres positivo tienes la mitad del camino hecho. Cuando estaba de bajón siempre me ponía una canción de la película Hércules de Disney: «No importa la distancia». ¡Y eso pensaba yo! Os dejo el primer pensamiento que tuve al tener a mi hijo en brazos, es lo mismo que pensará cualquier madre o padre en nuestra misma situación: «Cuando mi hijo me miró por primera vez, sentí un escalofrío como si me cruzase un rayo, era amor, el más puro amor. Ese infinito e instantáneo amor que se siente por un hijo. En ese momento me di cuenta que mi vida iba a cambiar para siempre. Ya no era yo, ahora era él.»