Después de seis abortos involuntarios sin conocer la razón y sin ninguna esperanza en el futuro, me dirigí a este fantástico centro. El Dr. Suñol, que es una persona excepcional, estudió nuestro caso. Hicimos una donación de embriones. No dudé en ningún momento que estaba en buenas manos. Habíamos sufrido tanto en cinco años de matrimonio… Nos acogieron divinamente y nos siguieron desde el principio hasta el final. Quince días después de la transferencia, el primer test de embarazo fue más que positivo. No nos lo podíamos creer. El sueño de toda una vida se estaba cumpliendo; al escuchar el latido de su pequeño corazón me olvidé de todo el sufrimiento. El personal es maravilloso, me han seguido durante todo el embarazo: incluso cuando me asaltaba una duda, un par de horas después tenía la respuesta. En marzo de 2014 me convertí en madre de una hermosa niña. Ahora es nuestra razón de vivir. Volveré al Instituto Marquès para el segundo hijo y por qué no, ¡para el tercero! Nos han regalado la cosa más bonita del mundo y nunca se lo agradeceré lo suficiente.