Las Enfermedades de Transmisión Sexual pueden provocar infertilidad

ETS

La afectación en las mujeres puede ser doble; que la bacteria se instale en el moco que produce el cuello del útero o que afecte la permeabilidad y funcionalidad de las trompas de Falopio

Evitar las Enfermedades de Transmisión Sexual (ETS) es, además de evitar embarazos, el principal objetivo por el que se recomienda practicar sexo de manera segura. Las consecuencias de sufrir una ETS son varias, pudiendo, en algunos casos, provocar futuros problemas de fertilidad. La afectación en las mujeres puede ser doble; hay la posibilidad que la bacteria se instale en el moco que produce el cuello del útero y provoque una menor movilidad de los espermatozoides, o también puede verse afectada la permeabilidad y funcionalidad de las trompas de Falopio. En los hombres, que no están exentos de posibles futuros problemas, los microorganismos se pueden adherir a los espermatozoides, afectando a su calidad y cantidad.
Entre las enfermedades de transmisión sexual, las que provocan un mayor índice de infertilidad son la clamidia, causada por la bacteria Chlamydia Trachomatis, y la gonorrea, provocada por la bacteria Neisseria Gonorrhoeae. Ambas pueden causar una enfermedad pélvica inflamatoria y, en consecuencia, un daño en las trompas de Falopio que representa un 35% de las causas de infertilidad, además multiplicar las posibilidades de sufrir un embarazo ectópico.

El Virus del Papiloma Humano (VPH) y el Virus de la Inmunodeficiencia Humana (VIH) también pueden afectar

El Virus del Papiloma Humano (VPH) es otra infección que puede conllevar dificultades a la hora de concebir hijos. En este caso, hay que tener en cuenta que en muchas ocasiones el propio sistema inmunológico es capaz de superar la infección pasados unos meses o pocos años. Cuando las lesiones son extensas, la producción del moco cervical puede verse afectada.
El VIH, o Sida, además de las afectaciones conocidas por todos, es otra enfermedad que puede incidir notablemente en la esterilidad. En los casos femeninos, provoca un mayor riesgo de anomalías cervicouterinas o menopausia precoz, mientras que en los varones se ha detectado la presencia de orquitis (inflamación de los testículos), hipogonadismo (disminución en la producción de hormonas), oligozoospermia o azoospermia (disminución o ausencia de espermatozoides en semen).

En ocasiones los síntomas de estas enfermedades tardan en presentarse, aunque hay síntomas como el mal olor vaginal o el dolor pélvico, que deben despertar los signos de alarma, por lo que recomendamos muy firmemente hacer revisiones ginecológicas anuales. Las consecuencias pueden ser muy serias, pudiendo obligar a recurrir a la Fecundación In Vitro para tener hijos. Además, en algunas ocasiones, si la mujer se quede embarazada, puede transmitir la infección al bebé durante el parto vaginal. Por estos motivos, también creemos que puede ayudar a la paciente recibir apoyo psicológico como el que ofrecemos en Institut Marquès.