Los seguidores de Hipócrates lo llamarían temperamento “flemático”. Es el más agradable de todos los temperamentos: son personas amables, tranquilas que nunca pierden la compostura ni se enfadan. A la hora de trabajar, son compañeros excelentes ya que son competentes, con muchas capacidades administrativas y grandes mediadores. Gozan también de una alta capacidad de concentración. Responden bien a la presión, tienen mucha sangre fría y buscan siempre el camino fácil. Son elocuentes y aunque no buscan ser el líder pueden convertirse en uno muy capaz y positivo.
Los define el equilibrio y la serenidad, llegando a ser fríos y calculadores. Prefieren no involucrarse demasiado y pueden acabar siendo apáticos. Tienen muchos amigos y son simpáticos pero se mantienen como observadores, lejos de la acción. Sus puntos flojos son la pereza, la falta de disciplina y que no les gusta asumir responsabilidades. Son reticentes a los cambios y la creatividad no es su punto fuerte. Les cuesta tomar decisiones.
Una persona con este temperamento siempre está dispuesta a escuchar: es compasivo y comprensivo aunque no le gusta mostrar sus emociones y sus afectos.
En Institut Marquès llevamos a cabo el matching entre pacientes y donantes de una forma minuciosa y totalmente personalizada: es un médico quien realiza la selección teniendo en cuenta los rasgos físicos y psicológicos de ambas partes.