Vine a España para la adopción de un embrión porque Institut Marquès ofrecía este tratamiento y en mi país la clínica tiene una gran reputación.
Tras muchos años de decepción y pérdidas de embarazos y bebés, años de tanta tristeza, por fin soy madre de una niña sana, preciosa y feliz. Soy más feliz de lo que recuerdo haber sido nunca y sin duda recomendaría a cualquiera que tenga un gran corazón y el deseo de ser padre que le diera una oportunidad a la adopción de embriones. Siento que los donantes me han dado el regalo más precioso del mundo y por ello les estoy profundamente agradecida. ¡Para mí son ángeles!
Tuve un embarazo maravilloso que disfruté minuto a minuto. Pienso en mi bebé como MÍO únicamente y creamos un vínculo entre nosotras nada más nacer. En cualquier caso, me sentí MUY afortunada por haberla podido llevar dentro y alimentarla antes de que naciera ya que así sé que ha sido cuidada y querida desde el mismo principio de su vida. Mi familia me apoyó mucho (MUCHO) y quiere a mi hija tanto como a los demás nietos o sobrinos.
He compartido la historia de mi embarazo con mis amigos más cercanos (que también me apoyaron mucho), pero no he querido contársela a cualquier conocido ya que opino que es mi hija, y no yo, quien debe decidir con quién compartir su historia. Por ese motivo, hoy os cuento esto desde el anonimato.