Las más frecuentes son debidas a alteraciones en el seminograma (disminución del número y/o calidad de los espermatozoides) relacionadas con el deterioro de la calidad del semen, aunque también pueden existir causas mecánicas por alteraciones del tracto genital que dificulten o impidan depositar el semen en el fondo de la vagina durante el coito.
El debate sobre el deterioro de la calidad del semen humano se inició hace más de 30 años. Un estudio publicado en 1992 llegaba a la conclusión de que la media de la concentración espermática había decrecido a nivel mundial casi un 50% de 1940 a 1990 a razón de un 1% anual. Durante los últimos 20 años se ha observado, al menos en países industrializados, una disminución de la tasa de fertilidad. Más allá de la duda del papel que puedan jugar en este declive los profundos cambios sociales experimentados por las sociedades industrializadas, se extiende la sospecha entre la comunidad científica de la existencia de un deterioro de la calidad del semen.
En la última década Institut Marqués ha dedicado gran parte de su esfuerzo en I+D al estudio del factor masculino.
En el año 2002 empezamos a estudiar la calidad de semen de los varones españoles, primero en Tarragona, (estudio presentado en el congreso de la Sociedad Española de Fertilidad de ese mismo año) posteriormente, en el año 2004 en Barcelona y La Coruña (estudio publicado en en la revista Reproductive Biomedicine) y finalmente en 2008 en todo el estado español (I Estudio Nacional del Semen en Jóvenes publicado en Andrologia y realizado en colaboración con 62 centros de reproducción). En el año 2011 emprendimos junto con el CSIC un nuevo estudio sobre la relación entre la oligospermia o mala calidad del semen con la transmisión de tóxicos durante el embarazo, publicado en la revista Andrologia.
Nuestras investigaciones y publicaciones están demostrando a la comunidad científica que los factores clásicamente atribuidos a la esterilidad masculina en cuanto a malos hábitos de vida no son la principal causa de la esterilidad del varón. Según nuestras investigaciones, el momento clave de afectación se produce durante el desarrollo fetal del testículo y se debe a los “disruptores estrogénicos”, una larga lista de sustancias químicas que en el organismo humano actúan como estrógenos y que hacen que una mujer pueda ofrecer a través de la sangre niveles demasiado elevados de estrógenos a su feto varón durante el embarazo. Esto explica las variaciones importantes en cuanto a la calidad del semen entre países y regiones de un mismo país y hace que consideremos la contaminación ambiental por materiales químicos como la principal causa de la esterilidad masculina.
Situación anómala del meato urinario, ya sea por debajo de su ubicación normal (hipospadias) o por encima (epispadias), incurvaciones muy pronunciadas del pene o un tamaño muy reducido del mismo y la obesidad extrema pueden dificultar o impedir el depósito adecuado del semen en el fondo de la vagina durante el coito. Problemas graves de erección, eyaculación muy rápida o muy retrasada y otras alteraciones eyaculatorias (eyaculación hacia la vejiga urinaria o “eyaculación retrógrada”, más frecuente en diabéticos, o ausencia de eyaculación) también pueden impedir el depósito adecuado del semen en la vagina.
Entre otros muchos pueden afectar a la fertilidad:
El calor intenso puede afectar a la calidad del semen y a su capacidad reproductiva, siempre y cuando se produzca de manera muy continuada.
Así, varios estudios han demostrado que algunas profesiones que comportan trabajar a una temperatura elevada pueden provocar una reducción de espermatozoides.
Pero afortunadamente el organismo tiene su propio mecanismo de autoregulación en caso de estar expuesto a un aumento de temperatura producido en un corto plazo de tiempo. Esto explicaría la teoría evolutiva del sistema reproductor masculino.
En la mayoría de los mamíferos, los testículos se encuentran en el exterior del cuerpo, en una bolsa denominada escroto. En el caso de los humanos, estos permanecen dentro del abdomen aproximadamente hasta el último mes de vida fetal, momento en el que inician el descenso hasta la bolsa escrotal.
El material genético queda por tanto en una situación expuesta, y no protegido en el interior del organismo como ocurre con los ovarios. Se cree que esto se debe a que la producción de espermatozoides necesita una temperatura entre 2 y 4 grados por debajo de la temperatura corporal.
En situaciones de frío, la piel del escroto se contrae y el testículo asciende para entrar en contacto con el cuerpo. En cambio, cuando hace calor, el escroto se relaja y el testículo desciende separándose del cuerpo para enfriarse.
Además la piel del escroto facilita la transpiración, ya que carece de la capa de grasa subcutánea.
Un segundo mecanismo para regular la temperatura del testículo tendría lugar en el cordón espermático, que entre otras estructuras contiene las arterias y venas que respectivamente aportan o drenan la sangre al testículo. Es aquí donde se produce un intercambio de calor a contracorriente entre la sangre arterial que entra y la sangre venosa que sale.
Todos estos mecanismos de regulación de la temperatura ayudan, por tanto, a combatir los efectos del exceso de calor sobre la calidad del semen.